jueves, 17 de mayo de 2012

Oscar Wilde


Oscar Fingal O'Flahertie Wills Wilde nació el 16 de octubre de 1854, en Dublín, Irlanda, entonces perteneciente al Reino Unido – falleció el 30 de noviembre de 1900, en París, Francia. Fue un escritor, poeta y dramaturgo irlandés.

Wilde es considerado uno de los dramaturgos más destacados del Londres victoriano tardío. Hoy en día, es recordado por sus epigramas, obras de teatro y la tragedia de su encarcelamiento, seguida de su temprana muerte.

Mostró su inteligencia desde edad temprana al adquirir fluidez en el francés y el alemán. En Oxford estudió en el curso de clásicos, llamado Greats;  dio pruebas de ser un prominente clasicista, primero en Dublín y luego en Oxford; se dio a conocer por su implicación en la creciente filosofía del esteticismo. También exploró profundamente el catolicismo −religión a la que se convirtió en su lecho de muerte−.

Realizó varias actividades literarias; publicó un libro de poemas, dio conferencias en Estados Unidos y Canadá sobre el Renacimiento inglés y después regresó a Londres, donde trabajó prolíficamente como periodista. Conocido por su ingenio mordaz, su vestir extravagante y su brillante conversación, Wilde se convirtió en una de las mayores personalidades de su tiempo.


En la década de 1890 refinó sus ideas sobre la supremacía del arte en una serie de diálogos y ensayos; e incorporó temas de decadencia, duplicidad y belleza en su única novela, El retrato de Dorian Gray. En París, escribió Salomé en francés, pero su representación fue prohibida debido a que en la obra aparecían personajes bíblicos. Produjo cuatro comedias de sociedad a principios de la década de 1890.

En el apogeo de su fama y éxito, mientras su obra maestra, La importancia de llamarse Ernesto, seguía representándose en el escenario, Wilde demandó al padre de su amante por difamación. Después de una serie de juicios fue declarado culpable de indecencia grave y encarcelado por dos años. En prisión, escribió De Profundis, una carta que describe el viaje espiritual que experimentó luego de sus juicios. Tras su liberación partió inmediatamente a Francia, donde escribió su última obra, La balada de la cárcel de Reading, un poema en conmemoración a los duros ritmos de la vida carcelaria. Murió indigente en París, a la edad de cuarenta y seis años.


«Escribí cuando no conocía la vida. Ahora que entiendo su significado, ya no tengo que escribir. La vida no puede escribirse; sólo puede vivirse.»

Oscar Wilde.



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